Yo te adoro, mujer mas de tal suerte
que desearía, en mi pasión de fuego,
que se quedara todo el mundo ciego
para que sólo yo pudiera verte...
Si alguien se aceca a ti, pienso en la muerte;
si te mira alguien, al dolor me entrego,
y de los hombres y de DIos reniego
cuando pienso queal fin he de perderte...
¿Perderte? ¡Oh, no! ¡Rechazo esa creencia!
Mía fuiste -en la infancia todavía;
mía eres hoy, ya llena de experiencia,
y cuando llegue a mi muete el día,
te arrancré sin pena la existencia
para que seas, en la tumba ¡mía!
En: Hablemos de amor
Por: Federico Barreto
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