sábado, 31 de diciembre de 2011

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Sofía se escribe con S

Sangre. De sus ambas muñecas brotaba lentamente una cierta cantidad de ella… Tirada en la cama con los ojos grandes y rojos, con las pupilas dilatadas y las pestañas y todo el rostro húmedo, sintiendo como el corazón se le rompe en mil pedacitos… en mil pedacitos de cristal…de un vidrio que ella pensaba que era irrompible, sintiendo como cada parte de su alma se teñía de rojo, de un rojo especial y diferente… de un rojo sangre.

Sin luz. Así estaba su habitación, su casa, todo lo que la rodea, su corazón, su mirada, su pensamiento… todo su ser; pero aun así, estaba aferrada a la vida; un pequeño, muy pequeño rayito de luz la sujetaba al mundo; así como ella sujetaba una pluma de cajón como si esta fuese su único apoyo… Sostenía la pluma, su preferida y trataba de usarla… en lo único que encontró, un rincón libre que le quedaba en un viejo pedazo de papel de un cuaderno de primaria. Quería olvidarse de todo y quería… Apagar la luz… la luz de su corazón, de su vida… Quería quedarse sola y ser olvidada por todos… Simplemente, quería apagar la luz…

Sueños. Todos los que tenía, los que tuvo…los que ya no podría tener… eso escribía en ese viejo papel. Quizá ese era su último día de vida… quizá nadie se daría cuenta de ello… pero no le importaba… solo deseaba escribir… y que sus sueños…los mas profundos, los olvidados, los imposibles, los pasados, los inventados…todos!... Quería desahogarse y soñar…

Silencio. Nunca se había percatado de lo silenciosa que estaba su casa en ese momento. No había nada que la distrajera de una muerte segura… Quería morir, pacíficamente… Silenciosamente, y con dolor… No había nadie que la viera morir… Solo era ella la bulliciosa, la imperfecta…la que merecía morir… Todo estaba en silencio!...

Soledad. Mientras guardaba los pequeños trocitos de vidrio que le estaban penetrando la piel, se preguntaba cuanto mas podía soportar así… ¿cuánto?... ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que todos llegasen y la encontrasen? … ¿estaría ya muerta?... Nunca se había percatado, hasta ahora, lo sola que estaba… No había nadie que la viera morir… Que triste!... Ni a nadie le importaba…esta tristemente sola…

Suave. Nunca se había percatado de la suavidad de las cosas… sus manos, su rostro, sus labios… Sentía una suavidad extrema… estaba empezando a irritarse…ella quería morir con dolor…No, suavemente…