viernes, 27 de febrero de 2009

A una nariz

A una nariz
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

Francisco de Quevedo y Villegas

miércoles, 25 de febrero de 2009

Sueño y Realidad

Sueño y Realidad
Soñé que te miraba
y después entre nubes te perdía,
y que tu alma conmigo se quedaba
y que contigo se iba el alma mía.
Estando ya despierto
me dijo mi razón enternecida
que era mi sueño cierto
porque era tu alma el alma de mi vida.

Vicente Riva Palacio

lunes, 23 de febrero de 2009

Metamorfosis

Metamorfosis
Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de una ave en agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso, que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.

Luis G. Urbina

sábado, 21 de febrero de 2009

Historia Triste

Historia Triste
Es una historia triste

Es una historia triste que no olvido,
–"Iré a verte mañana –me escribiste-
iré a verte mañana a nuestro nido".

Y te esperé en el nido y no viniste…
Y no vendrás ya nunca… y te he ¡perdido!
Es una historia triste
Es una historia triste que no olvido.

Han pasado los años
dejando tras de sí penas y daños,
los años ¡ay! que siembran desengaños
y tronchan ilusiones.
Han pasado los años
¡desgarrando al pasar los corazones!

Vagando ayer sin rumbo ni destino
te encontré de repente en mi camino.
Palideciste al verte en mi presencia,
y ante la acusación de mi mirada,
que llegó como un rayo a tu conciencia,
inclinaste la frente avergonzada…

¡Cuánto has cambiado! ¡Estás desconocida!
Ya tus pupilas bellas,
que alumbraban la noche de mi vida,
no brillan como estrellas.
Ya no hay luz en tus ojos.
Tus labios que eran rojos, no son rojos…
Y así, doliente, pálida, ojerosa,
caminas por las calles desoladas,
muda como una sombra misteriosa…
Y en ti se fijan todas las miradas
y al ver las gentes cómo el desaliento
inclina tu cabeza.
"¡Pobre! –dicen– la agobia el sufrimiento…
¡Pobre mujer! ¡se muere de tristeza!".

Comprendo tu dolor. Una esperanza
te apartó de mi lado;
creíste ver la dicha en lontananza
y por ir detrás de aquella venturanza
me dejaste en la vida abandonado…
Y dejaste y volaste sin recelo,
y al detener el vuelo
al fin de la jornada,
miraste en torno y no encontraste nada...
Y entonces, llena de angustioso anhelo,
en el cielo clavaste la mirada
¡y no hallaste ni estrellas en el Cielo!
¡Pobre amor mío! Todo lo tuviste,
y todo, para siempre ¡lo has perdido!
Es una historia triste.
Es una historia triste que no olvido…

Has vuelto con el alma hecha girones
De tu viaje al país de las quimeras.
¡Cómo se han agrandado tus ojeras
con la ceniza de las ilusiones!

Hoy, que te arrastras con el alma herida
sin encontrar quien oiga tu gemido,
¡Cómo te dolerás de haber perdido
todo el amor inmenso de mi vida!
¡Con qué pesar, con qué remordimiento
meditarás en nuestra dicha trunca!
En esa dicha que duró un momento
y que nos dijo al despedirse: "¡Nunca!"
Se me figura verte,
tendida a medianoche sobre el lecho,
fijos los grandes ojos en el techo
pensando en la tragedia de tu suerte…

¡Oh, tus horas de insomnio y desaliento
en las oscuras noches invernales,
mientras fuera, en la calle gime el viento,
y la lluvia golpea tus cristales!
¡Oh, tu dolor en medio de las sombras
cuando, añorando mi cariño santo,
lloras de pena, a media voz me nombras
y dices: "Nadie me querrá ya tanto"!

Era un nido encantado nuestro nido
Un nido pequeñito y escondido,
Viajaste un día a lo desconocido,
y yo te dije: "Vuelve" y no volviste.
Y no vendras ya nunca… y te he perdido.
¡Ves! Nuestra historia en un historia triste
Es una historia triste que no olvido.

Federico Barreto

martes, 17 de febrero de 2009

Vivir y Morir

Vivir y Morir
Humo y nada el soplo de ser:
mueren hombre, pajaro y flor,
corre a mar de olvido el amor
huye a breve tumba el placer.

¿Donde estan las luces de ayer?
Tiene ocaso todo esplendor,
hiel esconde todo licor,
todo expia al mar de nacer.

¿Quien rio sin nunca gemir,
siendo el goce un dulce penar?
¡Loco y vano ardor el sentir!

¡Vano y loco anhelo el pensar!
¿Que es vivir? Soñar sin dormir.
¿Que es morir? Dormir sin soñar.

Manuel Gonzales Prada

lunes, 16 de febrero de 2009

Serenata

Serenata
Íbamos a vivir toda la vida juntos.
Íbamos a morir toda la muerte juntos.
Adiós.

No sé si sabes lo que quiere decir adiós.
Adiós quiere decir ya no mirarse nunca,
vivir entre otras gentes,
reírse de otras cosas,
morirse de otras penas.
Adiós es separarse, ¿entiendes?, separarse,
olvidando, como traje inútil, la juventud.!

Íbamos a hacer tantas cosas juntos!
Ahora tenemos otras citas.
Estrellas diferentes nos alumbran en noches diferentes.
La lluvia que te moja me deja seco a mí.
Está bien: adiós.
Contra el viento el poeta nada puede.
A la hora en que parten los adioses,
el poeta sólo puede pedirle a las golondrinas
que vuelen sin cesar sobre tu sueño.

Manuel Scorza

sábado, 14 de febrero de 2009

Poema del renunciamiento

Poema del Renunciamiento
Pasaras por mi vida sin saber que pasaste.
Pasaras en silencio por mi amor y, al pasar,
fingire una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte, y jamas lo sabrás.

Soñaré con el nacar virginal de tu frente;
soñaré con tus ojos de esmeralda de mar;
soñaré con tus labios desesperadamente;
soñaré con tus besos, y jamas lo sabrás.

Quizáz pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca, y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueñno que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos, y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
-el tormento infinito que te debo ocultar -,
te diré sonriente: "No es nada... Ha sido el viento."
Me enjugaré la lágrima... y jamás lo sabrás!

José Angel Buesa

viernes, 13 de febrero de 2009

Elegía de los desconocidos

Elegía de los desconocidos
Ya no nos conocemos, ya no nos entendemos,
¿qué pasa?

Nuestro amor como los árboles daba pájaros.
¿Qué está pasando?

El viento del mar desesperado
agita pañuelos de musgo en las esquinas.

Me voy.
Pañuelo de llorar: mejor me voy.

Al atardecer los pájaros también se van,
viajan a las torres buscando picos tiernos.

A los reptiles, yo.
Al fondo del agua a vivir ardiendo.

Porque para esta sed el agua está vacía,
vacía está el agua para mi corazón sediento.

Manuel Scorza

lunes, 9 de febrero de 2009

Acuerdate de mí

Acuerdate de mí
¡Oh! ¡Cuanto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta,
como un pendulo inmovil ya no cuenta
las horas que se van!
Ni siente los minutos cadenciosos
al golpe igual del corazón que adora,
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán.


Ya no late, ni siente, ni aún respira,
petrificada el alma allá en lo interno,
tu cifra en marmol con buril eterno
queda grabada en mí,
ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
muerto para el amor y la ventura,
está en tu corazón mi sepultura
y el cadaver aquí.


En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso,
sin luz y sin rumor,
embalsamadas ondas de armonía
elevabanse un tiempo en sus altares,
y vibraban melódicos cantares,
los ecos de tu amor.


¡Parece ayer!...de nuestros labios mudos
el suspiro de adios volaba al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar.
¡Hoy!...nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar.


Pero...¿Qué es ese mar? ¿Qué es el espacio?
¿Qué la distancia y los altos montes,
ni qué son esos turbios horizontes
que miro desde aquí?
Sí al través del espacio y de las cumbres,
de ese ancho mar y de este firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a tí.


Sí, yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma, estás conmigo,
tu sombra soy y donde vas te sigo,
¡De tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides,
nacieron nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios.


Tú eres la misma aún: Cual otros días
suspendense tus brazos en mi cuello,
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreir;
aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos,
¡Mi sol! ¡Mi porvenir!


Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido,
mi nombre está en la atmosfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor;
pues mi recuerdo tu memoria asalta
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite mi amor.


¡Oh! cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaiven incesante de las olas,
me acordaré de tí;
cuando veas que un ave solitaria
cruza el aire en moribundo vuelo,
buscando un nido entre la mar y el cielo:
¡Acuerdate de mi!


Carlos Augusto Salaverry

sábado, 7 de febrero de 2009

Cuando me vaya para siempre

Cuando me vaya para siempre
Cuando me vaya para siempre en tierra
con mis despojos tu pasión ferviente;
a mi recuerdo tu memoria cierra;
es ley común que a quien cubrió la tierra
el olvido lo cubra eternamente.

A nueva vida da pasión despierta
y sé dichosa; si un amor perdiste,
otro cariño tocará tu puerta...
¿por qué impedir que la esperanza muerta
resurja ufana para bien del triste?

Ya ves... todo renace...; hasta la pálida
tarde revive en la mañana hermosa;
vuelven las hojas a la rama escuálida,
y la cripta que forma la crisálida,
es cuna de pintada mariposa.

Tornan las flores al jardín ufano
que arropó con sus nieves el invierno;
hasta el polo disfruta del verano...
¿por qué nomás el corazón humano
ha de sufrir el desencanto eterno?

Ama de nuevo y sé feliz. Sofoca
hasta el perfume de mi amor, si existe;
¡solo te pido que no borres, loca,
al sellar otros labios con tu boca,
la huella de aquel beso que me diste!

Amado Nervo

martes, 3 de febrero de 2009

Poema 20

Poema 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo

Pablo Neruda

domingo, 1 de febrero de 2009

Vuelve que ya no puedo

Vuelve que ya no puedo

Vuelve, que ya no puedo
Vivir sin tus cariños:
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido
-Mira que hay cazadores
Que con intento inícuo
Te pondrán en sus redes
Mortales atractivos;
Y cuando te hagan presa
Te darán cruel martirio:
No sea que te cacen,
Huye tanto peligro.
-Vuelve mi palomita,
Vulve a tu dulce nidoNinguno ha de quererte
Como yo te he querido,
Te engañas si pretendes
Hallar amor más fino.
-
Habrá otros nidos de oro,
Pero no como el mío,
Por quien vertió tu pecho
Sus primeros gemidos.
-Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu nido.Bien sabes que yo, siempre
En tu amor embebido,
Jamás toqué tus plumas,
Ni ajé tu albor divino;
Si otro puede tocarlas
Y disipar su brillo,
Salva tu mejor prenda
Ven al seguro asilo.Vuelve palomita,
Vuelve a tu nido.
-¿Por qué, dime, te alejas?
¿Por qué con odio impío
Dejas un dueño amante
Por buscar precipios?
-
¿Así abandonar quieres
Tu asiento tan antiguo?
¿Con que así ha de quedarse
Mi corazón vacío?Vuelve palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
-No pienses que haya entrado
Aquí otro pajarillo:
No palomita mía,
Nadie toca este sitio.
-
Tuyo es mi pecho entero,
Tuyo es este albedrío;
Y por tí sola clamo
Con amantes suspiros.
-Vuelve palomita,
Vuelve a tu dulce nido.Yo sólo reconozco
Tus bellos coloridos,
Yo sólo sabré darles
Su aprecio merecido,
Yo sólo así merezco
Gozar de tu cariño;
Y tú sólo en mí puedes
Gozar días tranquilos.
-Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido.No seas, pues, tirana;
Haz ya paces conmigo:
Ya no de llorar cansado
Me tiene tu capricho.
-
No vuelvas más, no sigas
Tus desviados giros;
Tus alitas doradas
Revuelvan, que ya expiro.
-Vuelve, que ya no puedo
Vivir sin tus cariños,
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido


Mariano Melgar