viernes, 23 de abril de 2010

Reto de El Día del Idioma

El año pasado lo encontré en el blog de una amiga y ella lo había encontrado en la de un chico quien lo encontró en otro blog...y así la leyenda urbana comenzó (haha)

Se trata de un reto de leer 50 libros en un año, en este caso sería del 23 de abril del 2010 al 23 de abril del 2011 y postear saobre cada libro y así... Esto en conmemoración del día de la muerte de Shakespeare y Cervantes, de El día del Idioma.

La propuesta la empezó en el 2004 David Harris y acontinuación las reglas:

1. No leas para llegar a la cifra. La cosa no es demostrar al mundo que eres un super-lector. La cosa es incentivar de alguna forma la lectura.

2. Nada de rellenos. Debes leer libros que te apetezca leer. Punto relacionado con el anterior. Si lees cosas que no te interesan sólo por el hecho de "llegar a los 50 libros", probablemente no te gustará y sufrirás por terminar el libro. Y eso, probablemente, no sea lo más adecuado para un reto personal. No sé. Parece obvío. Lo mismo alguién disfruta sufriendo mientras lee cosas que no le gustan. Que de gente rara está el mundo lleno, oigan.

3. Algunas relecturas valen. No se quiere decir con esto que te puedas leer el mismo libro 50 veces. Más que nada porque entonces demostrarías tener poquísima cabeza. O algo. Vamos, que no te preocupes si un libro te gustó mucho: te lo puedes volver a leer y entraría en la lista. Yo intento no repetirme pero... alguno hay que he repetido. Y no me siento mal por ello. Y ahora, con vuestro permiso, voy a pegarme latigazos en la espalda. El otro día me volví a leer las instrucciones del mando a distancia de la tele. Si me perdonan...

4. No hay límite de género. Mientras que se parezca remotamente a un libro, puedes leer lo que te dé la real gana. Yo, personalmente, dejo fuera de la lista los comics que leo pero... no tiene por qué. Otros dejan fuera la poesía. Yo... si leyera poesía me lo plantearía.

5. Nada de planificación previa. No puedes decir eso de "Pues después de este, me leeré este y después este" y dejar completamente inmovil esos planes. Si entre medias encuentras algo que quieres leer... No lo dejes esperar y leetelo.

6. Pasa de las reglas. Ehhh... Vale, por mucho que pueda parecer, REALMENTE esta es la sexta regla. Pues eso, haz lo que te venga en gana y si alguna vez consideras algo que signifique romper alguna de las reglas, no te preocupes y haz ese algo.
 
 
Y así yo me uno a esta campaña...

viernes, 9 de abril de 2010

Sofía se escribe con S XXI

Y por fin, el capítulo final.


Sofía.- Sofía… (Saludo)
- Soy Sebastián… (Sonrisa y saludo)
- No te molesta que me siente aquí, ¿verdad?
- No, supongo que no me molesta.
- Y…


Quizá no lo recordaba, a decir verdad, no recordaba nada de lo sucedido esa noche, ni nada que tuviera que ver con él: amnesia post-traumática, decían los doctores; pero esa sería una nueva oportunidad para acercarse a ella y volver a empezar. Salió de aquel triste lugar, recordando todo con pesar.
Si él no hubiese llegado a tiempo, no se lo hubiera perdonado jamás y ella tampoco.
Los padres de Sofía solo pudieron estar el mismo y un par de días más con ella, pagaron todo y la dejaron cuando se encontraba ya en reposo encargándosela a Sebastián y a una especie de nana que la iba a ver dos veces por la semana.
Él fue quien se encargó de ordenar todo, borrar cualquier rastro de su presencia en la habitación de Sofía. Se encargó de desaparecer cual residuo de sangre y desorden oculto. Nadie sabía cómo explicar el porqué de que solo ocurriese con él, ella lo recordaba todo y a todos, salvo a Sebastián.


Un día antes escribió la carta.
A ti:
No sé como comenzar a describirte lo mucho que te aprecio. (No soy bueno para este tipo de cosas, realmente me cuesta mucho trabajo, así que: ¡¡aprecia esto!!). Aunque te he herido mucho, te he hecho llorar y sentir muy mal… estuviste siempre conmigo por alguna extraña razón, no entiendo el cómo no me eliminaste fácilmente de tu vida y te olvidaste de mí, eso habría sido lo más lógico y sencillo, sin embargo, seguías junto a mí. Te agradezco por estar siempre cuando más te necesitaba y por soportar mis bobos comentarios y mis raras ideas. Hace ya tanto tiempo que nos conocemos y han pasado tantas cosas desde entonces, realmente no sé que habría sido de mí sin tu apoyo… aún recuerdo que fuiste la única persona que me entendió y con la única que me era fácil desahogarme y llorar. Perdón. De verdad que no tengo palabras para expresarte lo mucho que te quiero y lo mucho que te agradezco todo. Sé que he cambiado mucho, pero espero y sepas que siempre intentaré estar contigo en los buenos y malos momentos tal y como tú lo estuviste conmigo. Aún sigo aquí y lo sabes. Sé que cambiaron muchas cosas entre nosotros y que no tenemos la misma confianza el uno al otro; sin embargo espero y algún día podamos retomarla o por lo menos que sea algo parecido a como cuando nos conocimos y éramos más pequeños.


Lo siento, nuevamente pero sé que en algún momento, para ti, fui alguien grandioso y que me quisiste mucho, y que llegaste a creer que había desaparecido o que ese amigo estaba dentro de mí, y me agradaría que pensaras que ese amigo se ha convertido en un ángel hermoso, en un niño juguetón y alegre que siempre tendrá una tierna sonrisa para ti y nunca te dejará sola.


Te quiero, te quiero, te quiero. (Dicen que para que algo se grabe en tu memoria, debes decirlo mínimo tres veces.)


Y la colocó dentro de un sobre, el cuál entregaría el mismo mañana antes de irse.


-Es extraño, dice “Mañana.” No entiendo a qué se refiere, no tiene ni remitente ni nada… ¿Estará bien que lo lea?
- Si Sofía, no tiene nada de malo o al menos eso creo. – Simón gritaba desde la cocina.
- Eso huele bien, ¿qué haces?- Sofía sonreía con llevando consigo el aparecido sobre. Se sentó sobre el sofá frente a la televisión.
- Nada especial, tú sólo espera un poco más y verás.
(…)
- No entiendo
- ¿Qué no entiendes Sofi?
- Por qué estoy llorando.


Simón sin pensarlo dos veces corrió hacia ella y la abrazó muy fuerte mientras leía el contenido de la carta recientemente leída.
-No sé, no sé por qué me causa dolor el ver esta letra, esta forma de escribir… Es como si la carta fuese para mí, pero aunque lo fuese no podría saber quien la escribió.
-Sofi, cálmate. Lo más probable es que fuese un error…
-Sí, sí, perdón no sé por qué me puso esto tan… tan... no sé. Voy a lavarme la cara. – Sofía se levanta aturdida, forzándose a sí misma a pensar pero era más fuerte el olvido. Se dirigió a lavarse, tal como había dicho.
Mientras tanto, Simón se asomó por la ventana, no iba a permitir que todo volviese a ser como antes. Lo vio. Por un instante Sebastián y Simón se miraron mutuamente…


No lo había esperado, pero era tal como debía suceder. “Las cosas pasan por algo”, de todos modos siempre velaría por ella. Sebastián entendió todo, sin inmutarse subió al taxi que lo esperaba.
-Al aeropuerto, por favor.- Sonrió. “No es cierto, sí me lo esperaba”. Al menos no tendría que preocuparse tanto, habría alguien que estaría con ella cuando él no pudiese, Simón la querría como él no hubiera podido jamás, y ella será feliz.






-¿Estás mejor? – Simón se volvió preocupado hacia ella.
-Creo que sí… lo siento, de nuevo.
- No te preocupes. Te prometo que todo estará bien, Sofía.