martes, 1 de julio de 2008

Un sueño

Por John*

La luna resplandecía como vestida de fiesta, parecía una bella perla sujeta a un manto de diamantes y plasmada en un telón de seda azul, suave y nacarado.El balcón era perfecto, de mármol blanco, tenia forma semiesférica y a sus laterales reposaban unas barandillas formadas por pequeñas columnas blancas de yeso de forma estrecha por el pie y la copa y cuyo tronco era gordo e irregular, algo que extrañamente me resulta conocido y dota de gran seguridad y calidez a ese momento.Las vistas desde el balcón son maravillosas porque aunque parezca imposible la parte central continúa en unas escaleras que llevan a una pequeña plaza ubicada en algún rincón del universo, sin soporte, sin una base que la sujeta y la haga mantenerse fija en el todo. Esto no es así, y lo sé porque he estado ahí, he visto la pequeña fuente, blanca también porque todo es de mármol y hay cisnes, de piedra, no son reales, iguales a los de un restaurante que habré visto al pasear por la calle, y que sin aviso se cuelan en mi mente y en mis sueños y hacen su aparición en el lugar y momento menos indicado, pero eso me da igual porque los cisnes que estoy mencionando no afectan para nada ni cumplen ningún papel protagonista en esta historia.Las vistas desde el balcón son maravillosas y a la vez sobrecogedoras, puesto que es en el espacio exterior y a lo lejos se ve un manto de estrellas agrupadas por su belleza y sus colores formando una nebulosa rosa y violácea que en mitad de la noche llama toda la atención y representa toda la magia y toda la belleza que anhelo y que aún en mis intentos mas desesperados por hallarla permanece como un sueño inalcanzable dentro de mi propio sueño.Todo acaba ahí o quizá no, porque alguien está a mi lado, alguien que da coherencia a esta locura y solo al verla y recordarla me llena de una amarga tristeza pero no en mi plácido descanso sino al despertar.Afortunadamente no sé que estoy durmiendo y estoy allí tomando el aire, respirando el amor y la felicidad y sonriendo, de eso estoy seguro, era un momento muy feliz en el que me sentía parte de ese magnifico lugar y comprendo que ahí en el rincón mas desquiciado de mi mente se encuentra mi hogar y la vida que deseo vivir.Su pelo es negro y sus ojos azules que se tornan verdes y ahora azules, según se le antoje al sol y a su dulce resplandor, pero es de noche y no puedo percibir cual es el color de esos maravillosos ojos.Sé como he llegado ahí, lo recuerdo todo y así es que los buenos momentos por lejanos que sean no se olvidan, no de manera inconsciente, solo quedan guardados en algún cajón del cerebro hasta que algo similar despierte esos recuerdos y nos haga sonreír por un momento y saber que hemos vivido algo tan bonito que no queremos dejarlo marchar y nos damos cuenta de que hemos crecido y que eso que es un niño no volverá o si lo hace no como antes.Estoy en mi instituto, ubicado en un lugar del mundo, y se llama Sagrado Corazón.El Sagrado Corazón consta de una escalinata de piedra que se bifurca en dos direcciones.Yo estoy subiendo aunque no recuerdo en que dirección, pero al llegar a donde me proponía una puerta se abre ante mí y aparezco en una especie de puente de piedra verde, quizá serpentina, y el puente esta a miles de metros de altura, flotando en ninguna parte, y allí estoy yo, pensando en lo peor, pensando en el vértigo que tengo y lo mal que lo estoy pasando, porque no sé si se habrán dado cuenta pero, el puente está inclinado y no falta mucho para que se estrelle contra el suelo, aún así no me hago a la idea de morir porque en los sueños no pasan esas cosas, pero tengo miedo, tengo fobia de caer, y yo, a diferencia de mis compañeros me encuentro en la parte inferior del puente junto con una profesora de física y matemáticas, en la que leo la desesperación, el miedo y la duda, y no se la razón de por qué mis pies siempre se encaminan al filo del vacío, siempre mirando hacia abajo.Le grito a la señora que esto se va a caer y que es muy peligroso y así es que el puente se agita y parece que se confirman mis temores, pero lo único que ocurre es que el puente se estabiliza y yo respiro más tranquilo.Su melena negra asoma por detrás y me coge del brazo, es ella, la que estaba conmigo en el balcón, su nombre es uno que no puedo rebelar, hay una gran conexión entre nosotros como la había hace tiempo, en la vida real.No se cual es la razón de que esta persona aparezca en mis sueños a menudo y eso me desconcierta y me llena de tristeza, de dejarle, al despertar.Bajamos la gran escalera de piedra, y hablamos coloquialmente, ella no tiene su tono burlón de a menudo sino que parece más cariñoso y más fiel y me sonríe, como una niña y una mirada de calidez en su rostro que me reconforta.Me muestra entradas, entradas para una sesión de cine, sí, lo recuerdo, habíamos quedado para ir al cine, y ella ya tenía las entradas, y me estaba recordando el lugar y la hora de la cita.Evitando la costumbre, no nos vamos a casa sino que tenemos una clase de biología práctica.Bajamos al patio y allí hay enormes peceras, llenas de peces y organismos submarinos además de algas y la flora típica del mar. Se acerca a mí muy nerviosa, y el escenario vuelve a cambiar.Salimos a ningún lugar porque ni el tiempo ni el espacio con lógicos y estamos en un portal, en la casa de alguien, y estamos abrazados, ella está llorando, no quiere que me vaya, no lo hago.Le invito a una fiesta de nochevieja en el centro comercial, y así es que poco después a la tarde me dirijo hacia allí.Aquí no es como en la calle, porque no hay calle, sino hay mar, y voy en barco, o volando a un lugar que está abandonado, ahora me doy cuenta de que estaban haciendo una reunión en un antro. Entro en el lugar, recorro unos túneles llenos de pintadas y llego a una habitación donde está ella, con algunos amigos y lleva una camisa azul.Me siento a su lado y me besa, está feliz, como si siempre me hubiera querido, y yo aún la quiero másPero su falta de seguridad me llena de incertidumbre y enseguida me agobio porque es una locura lo que está sucediendo. Abro una puerta buscando tomar el aire en algún lugar lejos de todos y encuentro ese balcón blanco y etéreo, pasan unos minutos, yo sentado en el filo de la parte central antes de llegar a las escaleras y ella se sienta a mi lado, y contemplamos las estrellas con mi brazo sobre su hombro, no quiero despertar, pero no hay más remedio.Gracias por ver las estrellas junto a mí esta noche, aunque solo fuese un sueño

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