y su creador es † Deyt Cullen † ...^^...
Claro de Luna
La luna vestida de plata adornaba los cielos, mientras la débil luz de las estrellas que brillaban incansablemente, giraban entorno a ella.La suave brisa acariciaba las ramas de los árboles, cuyos brazos deshojados dejaban caer las últimas hojas que les daban vida. Allí entre arbustos y setos, bajo paso elegante, descendía lentamente por unas escalas de piedra una muchacha.El viento acariciaba su rostro, ondeando su negro pelo hacia los lados, el cual relucía bañado por el fuego plateado de la luna.su esbelta figura se confundía con el paisaje, parecía un sueño, no podía ser tan real..
Era como un ángel del cielo, era la más pura belleza.
Sus sinuosas curvas quedaban adornadas por un vestido de seda blanca, cuya cola rozaba suavemente contra los fríos escalones. En escasos minutos la mujer delicadamente descendió hasta llegar a un patio circular de piedra, unos cuantos asientos ordenados que precedían a una gran fuente llena de nenúfares, era la decoración más vistosa.
Los ojos de la doncella perdidos en la penumbra se fijaron en los grandes chorros de agua cristalina que emanaban de la fuente. Deslizando suavemente sus pies sobre la hierva, alcanzó la figura bañada en agua, se arrodilló, para con la palma de su mano acariciar el cálido líquido azulado.el tocado de su pelo cayó suavemente sumergiéndose en la fuente, y la larga cabellera de pelo negro rizado descendió hasta su cintura. La mujer con una sonrisa débil pero sincera, recogió en la palma de su mano uno de los más bellos nenúfares, se levantó, giró sobre si misma con las yemas de los dedos de los pies, parecía un cisne que bailaba sobre el agua, moviéndose con delicadeza, para finalizar ya, se dejó caer sobre el banco de piedra más cercano. El vestido de cola sobresalía por los laterales del banco, y este era ondeado por el viento, su rodilla estaba flexionada sobre la superficie de piedra, el vestido descendió lentamente dejando ver la palidez de su pierna. Alzó la mano hasta que sus ojos pudieron verla, el nenúfar, aquella planta tan bella relucía bajo los rayos de las estrellas. Una gota de agua descendió de la mano, deslizándose velozmente por el brazo.
a su vez, una lágrima caía resbalando por la mejilla de la muchacha, gota de agua y lágrima iban a encontrarse para fusionarse en un solo ser, justo a pocos centímetros de rozarse, sus caminos se separaron cayéndose al suelo. Como dos amantes bajo la luz de la luna, que nacen juntos para morir separados.
La flor cayó de sus delicados dedos, mientras se rompía en el aire, los pétalos golpearon débilmente en el suelo siendo llevados por el viento. así estaba su corazón, roto, roto en cientos de pedazos, por el amor que un día un hombre le dio y ahora.. ella estaba sola, perdiéndose en la ausencia, muriendo a cada paso.
Su alma no aguantó ni un solo segundo más y estalló en gemidos y sollozos. Se dejó caer sobre el banco durante horas, abrazándose sobre si misma, sollozando en silencio, sola y abandonada, se encontraba allí perdida y sin rumbo.cuando las nubes empezaron a amanecer en el cielo tapando la luna y el frío caló en sus huesos, la muchacha se levantó.
Las lágrimas resbalaban por sus mejillas y sus sentidos estaban totalmente confundidos, la muchacha sin rumbo fijo caminó despacio, internándose por un camino de árboles a lado y lado, algunos chillidos rompían el silencio de la noche, siguió caminando arrastrando su vestido de cola y su pesar con él. Caminó durante minutos, sin saber a donde iba, hasta que frente a ella se alzaba un bosque... algo que no estaba en sus planes, la muchacha dejó sus zapatos de tacón a un lado del camino, y se salió de este para internarse en el bosque. No veía nada, todo estaba muy oscuro, como su corazón, no había ninguna luz que la guiase, por todas partes solo encontraba arbustos, árboles y setos.
La mujer avanzaba dificultosamente, abriéndose paso por la maleza, las ramas de los árboles rasgaban su piel, como el tiempo había hecho con su corazón, ahora este sangraba sin poder parar de hacerlo.Los pinchos de las zarzas se clavaban en sus brazos y en sus piernas, estaba empezando a perder la visión y se sentía completamente desorientada. Las lágrimas no paraban de caer de sus ojos, y el pelo estaba enmarañado y lleno de hojas. Sus vestiduras iban rasgándose lentamente, mientras sus pies se llenaban de barro y de piedras pequeñas. La mujer avanzaba desesperada, con los brazos se agarraba a algunas ramas, para poder sortear los peligros, miraba al cielo, no podía ver nada pues las copas de los árboles eran tan altas que tapaban el cielo nocturno. Unos minutos más tarde, cuando sus fuerzas empezaban a flaquear, la muchacha advirtió algo de luz blanca en la lejanía, allí ante sus ojos a unos pequeños metros se acababan los árboles y se habría una nueva dimensión. Respiró hondo y sonrió. Su aliento empezaba a entrecortarse, tenía frío y su corazón estaba palpitando a toda velocidad.
Estaba haciendo un esfuerzo sobre humano para poder salir de aquel bosque, pues parecía que aquel lugar tuviese vida, era como si las ramas fuesen brazos y la agarrasen fuertemente para no dejarla salir de allí, apenas necesitaba un pequeño esfuerzo más, solo un poco más de fuerzas.En poco tiempo, la luz la dejó cegada, lentamente pisó tierra firme, mientras con la mano intentaba palpar el aire. Sus pulmones se llenaron de una fresca brisa, y un débil sonido como de mar la invadió por dentro. Estuvo allí unos instantes dejándose llevar por aquella sensación, como si hubiese encontrado algún lugar mágico. Salió del bosque observando detenidamente el paisaje, pues allí ante ella se alzaba una tierra abrupta, gris, sucia, destruida por el tiempo, desolada, y más allá.. un acantilado, donde las olas vivían libres. Donde el aire era puro, y donde su alma la estaba guiando realmente. Avanzó a pasos suaves, el cielo estaba completamente tapado por nubes negras que amenazaban tormenta. La cortina negra se destapó para dejar que unos débiles rayos de luz de luna iluminaran las pálidas facciones de la mujer, ahora manchadas de sangre y barro, cuya esbelta figura avanzaba sinuosamente.
Allí se encontraba, en el claro de luna, donde siempre había querido estar, en la fuente de toda su inspiración.Llegó al borde del acantilado, donde pudo observar detenidamente como las olas chocaban contra la pared firmemente rocosa. Un desliz de su pie, hizo que unas pequeñas rocas cayeran precipitándose al vacío y se perdieran por la espesa niebla que se estaba congregando en la parte baja.
Su corazón latía con fuerza, y todo sus sentidos estaban alerta, la muchacha miró al frente y pudo observar como el mar se perdía en la lejanía, como todos sus problemas también podían perderse. La joven se dejó arropar por los deseos más cálidos que encontró pero no fueron suficientes, su camino estaba teñido de rojo, como sus brazos y su vestido que antaño fue blanco y suave como la seda. La brisa del viento acariciaba su pelo, la mecía lentamente, llenando de vida todo su cuerpo.Apenas bastaron unos minutos para que el mismo aire la acompañara a su destino, la mujer se dejó llevar por todo el paisaje, por todo lo que sentía por todas sus emociones, y se precipitó al vacío... cayendo... olvidándose de todo.. perdiéndose.
Al fin había encontrado su sitio.Un golpe seco resonó en todo el acantilado, el agua del mar quedó teñida en sangre, y un cuerpo cuyas telas flotaban sumergiéndose en el agua, se perdió en la oscuridad del mar.Los últimos rayos de luna que iluminaban las olas, fueron apagándose, pues las nubes negras volvían a cubrir el cielo.El destino de una muchacha tan trágico y lúgubre había quedado consumado al fin
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