ENCUENTROS
Una historia de Imposibles
Nosotros
[Recomendación: Música 2]
“No, simplemente no lo entiendo. Explícame. ¿Qué pasó?”Las lágrimas salían a borbotones, por más que ella no lo desease, en su mente se recordaba que había siempre que guardar la compostura y más en estos momentos, pero la verdad es que a veces no se puede. “Es que es eso precisamente, no lo entenderás hasta que pases por ello, aún eres una niña.” A Rocío y Rafael les había llegado el momento. Rocío no lo podía creer, por qué ella, qué había hecho mal, hizo tanto por estar con él, quizá había otra o quizá de verdad no entendía. Rafael sabía que era lo mejor, no quería hacerle daño; la quería, pero no como novia, la quería como amiga, como hermana y la cuidaría siempre, o eso intentaría, ella era especial, era divertida y única, pero era una niña. Rocío no tenía la presión que él sí, él no sabía cómo sobrellevarlo, esa era la verdad. “Amor de verano”, le dijeron sus amigos. Sin embargo, ella si lo quería de verdad. Dicen que el primer amor siempre duele. ¿Ustedes creen?
Oía su voz en el viento, en la tele, en las canciones de su reproductor. Sus amigas le dijeron que se calmara, que pronto pasaría. “Sonríe, Rocío. No vale la pena”, le repetían. Algún día pasaría y se reiría de todo eso, con ese pensamiento pasaba las noches. Su hermana mayor la miraba entendiéndola, después de todo ella había pasado casi por lo mismo.
Se lo había dicho a papá de manera tan natural. Rocío conocía la historia de su hermana, por eso un día se armó de valor y le pidió que por favor, las llevara y cumpliera su sueño por unos días. Claudia lo había conocido como ella a él y todo había terminado casi igual, salvo que ambos estuvieron de acuerdo de eso. “¿Por qué?”, siempre se preguntó Rocío. “¿Tan difícil es explicar? ¿Tan complicado es entender?” Sus amigas la entendían y los amigos de él siempre parecieron estar de acuerdo con todo, no tenían objeción alguna y salían todos en grupo y comían y se divertían… y terminó el cole y él el primer ciclo y todo llegó al fin. Y ella solo quería olvidar y crecer y ser grande y gritar y preguntarle… y saber. Quería seguir recordando, cerró los ojos.
“-Oye, ya no te veo… ¿ya no vas por ahí o qué? –No tengo tiempo –Sí, claro Rafael… dicen por ahí que no quieres volverte a aparecer por ese lugar. – ¡Crece! Eso es solo un juego de niños. -¿Lo de Rocío solo fue para ti un juego de niños? Esa es la verdadera razón por la que no regresas, ¿verdad? Parece que si te afectó y no fue un amor de verano. –Tengo que estudiar…” Tocaba por las noches para callar sus pensamientos, estudiaba de día; daba todo de sí. Salía con sus nuevos amigos, con sus nuevas novias, platicaba a más no poder… Y sí, la verdadera razón por la que no volvía era ella. La había jodido tanto y no había más nada que hacer. Rafael seguiría creciendo y olvidando y siendo él mismo todo el tiempo, o al menos intentaría serlo.
¡Tatiana calla! Rocío se sonrojaba gritando por reacción, antes de darse que él estaba allí también, riéndose, acercándose… ¿jugando? No, se acercaba y se acercaba y... Los habían dejado solos a propósito, esa fue la primera vez que estuvieron solos de verdad. Esa vez, su primer beso, su primer amor. Todos estaban afuera y ellos dentro del automóvil y sabía que se estaban demorando a propósito. Había silencio absoluto y ella se sonrojaba cada vez más, él no dejaba de mirarla y no sabía de qué hablarle, solo se limitaba a contestar rápidamente lo que él le decía mirando al piso. Amaba esa sonrisa que no estaba viendo, pero que sentía. “¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!” Los chicos estaban afuera, cámara suelta, aplaudiendo y gritando desenfrenadamente. Rocío volteó a ver a Rafael, quien se reía con ellos, los que seguían gritando y gritando… “¡Tatiana calla! ¡Cállense!” gritaba desde el automóvil, demasiado nerviosa para poder salir y sin saber donde esconderse, sin darse cuenta que él estaba tras ella, demasiado cerca… sentía su respiración a mil por hora, su corazón en la boca, él estaba tras ella, el perfume y el silencio y la mirada de ellos lo delataba… “¡T…!”
Recordar todo ello, lo hacía sentir una “mierda”, un desgraciado. Aunque, en ese momento ella no era solo “la chica a quien le gusto”, ella era real y la quería para él… y la quería en una urna de cristal, ‘his princess’, la hermosa niña de cabellera negra y de ojos rasgados a quién amaría por siempre. Los amigos de ella, los que antes tenían en común, ahora lo detestaban y ni siquiera le dirigían la palabra. El huía. Se sentía tan cobarde, se preguntaba cómo aquellos que llegaron a pasar por esa misma situación sobrevivieron y él no. Sólo le quedaba esconderse, correr…
“-¿O sea, que él te dejó y todo es un juego de niños? –No, la verdad es que ya lo entiendo. –Por favor, ni siquiera les hablas a los que como tú, están aquí y participan o participaban en ello. –Déjame tranquila, es mi problema. –Al menos ya lo superaste –Sí, y tú quieres volverme hacer pensar en ello. Rafael ya no es nada para mí, él fue lo mejor que me pasó en la vida, mi primer amor, mi primer beso. Pero ya terminó, me mudé, tengo nuevos amigos, nuevo instituto, nueva casa… Todo eso ya lo quiero olvidar, eso es pasado.
Si la volvía a ver, le pediría perdón y la abrazaría y le diría que sí la quiso, que quizá deberían volver a intentarlo. ¡Su cumpleaños! El cumpleaños de Rocío estaba cerca y él iría con ella y le pediría perdón y podría sonreír tranquilo. Pero tendría que trabajar mucho, y buscarla y encontrarla. Tendría que contactar a todos su ex-conocidos por si aún tienen algún contacto con ella. Rocío, la chica a quien tanto quería, la chica que le gustó por mucho tiempo, su cabello largo y negro, ella siempre era risueña y divertida ¿habría cambiado algo? Todo valía la pena, todo por volver a verlos, a esos ojos rasgados…
…continuará.
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