viernes, 27 de febrero de 2009

A una nariz

A una nariz
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

Francisco de Quevedo y Villegas

2 comentarios:

andrés dijo...

Algo tan diferente de leer pero que encierra mucho de verdad, que gusto leerte como siempre,saludos!!

Gittana dijo...

Y voy a leer hasta en donde te haya perdido...