Sombras
¿Sombras? ¿Cuáles? Si ahora todo era luz, si Simón estaba con ella, si ahora estaría bien; “…por fin, la felicidad absoluta… la encontré”. Ahora estaba todo bien, Sofía, Simón, luz… nueva vida, no malos recuerdos, no estaría sola jamás, no penas, no lágrimas, no sangre, no dolor, no Sebastián…
“¿¿Sebastián??
Y la luz se acabó, y salió del túnel, y despertó… Porque la verdad siempre sale a luz, verdad? O eso dicen.
Ella podía quedarse con Simón y tratar de buscar aquella felicidad, pero sería aquella la correcta? La verdadera? O se volvería a equivocar condenándose a una vida de eterna y dolorosa felicidad. Ella pudo intentarlo, quería…pero no podía. Tenía una promesa que cumplir.
Tener al lado la supuesta felicidad y dejarla ir. ¿Por qué escoger el camino más difícil?
¿Por qué? Un cálido abrazo la sostenía, era reconfortante. Lo estaba abrazando también, aunque ya no con la misma intención…. O el mismo sentimiento. Se sentía mareada, todo le daba vueltas…
Sofía, ¿qué tienes? Simón se había dado cuenta, no era del todo tonto, quizá lo parecía… “Nada creo, solo me siento un poco mareada”. Estaba helada o las manos de Simón eran muy calientes. La sentó y el hizo lo mismo a su lado. “Algo tienes, dime”. Deducía Simón. Sofía recogió sus manos, miraba el piso, perdida en la oscuridad de su propio mundo, de su mente. Quería olvidar todo. El notó aquello y tomó sus manos fuertemente, calentándolas. “Sofía, yo te quiero demasiado… Quiero que estés bien, que seas realmente feliz, que sonrías de verdad, que no te hagan daño.” Simón apretó las manos de Sofía, había adivinado. Ella no pudo hablar, sentía como una burbuja en la garganta, quería llorar pero no… “llorar es para débiles”. Siempre lo había dicho desde que encontró aquella frase, se lo repetía una y otra vez cada vez que quería llorar y no se lo iba a permitir. “Sofía eres lo más importante que me ha pasado, te quiero, te quiero…. Y por eso sé que no soy lo mejor para ti…o que no soy lo que quieres….”
Dónde habría escuchado ya eso. Le era tan familiar, quería recordarlo y a la vez no… ¿importaba?
Un nombre, una persona apareció en su pensamiento. “¿Mi salvación?”….
Sofía oyó un suspiro que la adentraba en la realidad…. “Creo que es mejor que estés con Sebastián, ya está de regreso, ya no me necesitas…”
Se-bas-tián. Ese nombre. Ese “maldito” nombre. No podía vivir sin oírlo, acaso.
Trataba de no nombrarlo, pero siempre había alguien que terminaba haciéndolo. “Pueden dejar de hacerlo!”, recordaba Sofía. “Pero pareciera que tu pidieras a gritos que lo nombrasen. -Dejen de decir tonterías”, había respondido Sofía. Ella nunca pediría algo así, su sub.-conciente menos, o ella creía eso.
¿Qué responder? ¿Qué decir…le?
Que más podría hacer… Ya no había forma de salvarse, todo estaba perdido. Ahora Simón también la dejaba. Estaba sola nuevamente.
"Adiós mundo Adiós recuerdos. Adiós Simón. Adiós amigo. Sólo adiós…
Bienvenidos todos al eterno caos. Bienvenidos a mi mundo de sombras…"
1 comentario:
Me ha gustado el diseño de tu blog, pero sobre todo me gusta como escribes.
Volveré para seguirte.
: )
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