Separación
Separación, tarde o temprano sucede. Por culpa de uno, por culpa del otro, no importa… Simplemente ocurre. Quizá ninguno de los dos se dio cuenta, o quizá sí y no lo quieren aceptar. “-Eso es lo que pasa… ya no me quieres. -Sofía… -Sí, ahora te diviertes con ella, ya te aburriste de mi. -Sofía… -No me mientas. -Sofía… -Sabes que yo te voy a querer por siempre, ¿o no lo recuerdas? -Veamos cuánto te dura -No me dejes Sebas… -Sofía, ¿ya terminaste?” Esto nunca iba terminar, siempre la habían dejado sola. Nunca había pensado que Sebas lo haría también o quizá sí, pero aún no. No ahora, ni hoy, ni mañana… Quizá en un futuro muy lejano. Sofía no quiere que él se alejara, era lo que más quería en el mundo, su mejor amigo, casi su hermano, la persona que había estado con ella en los buenos y en los peores momentos. Aunque, las cosas pasan por algo, ¿o no? Él se había ido, pero aún seguían juntos en espíritu… Pero algo sucedió, “-¡Tonta! Por eso no son reales los cuentos de hadas, siempre hay un “pero”; el destino es demasiado cruel para que todo sea así. -Cállate y déjame soñar.”. Sofía no sabía que había pasado, ya no habían cartas, ni respuestas, diez llamadas, 45 mensajes de texto, 25 timbradas al celular y dos meses. “-Sofía, ¿qué tienes?¿por qué no comes? -No tengo apetito, Selene, gracias. OK, si tu lo dices.” Noche tras noche, día tras día y ni una sola respuesta. Sebastián se había ido. “Ya no me quiere, estoy sola, ¿por qué estoy viva?”. No tenía razón alguna para estarlo, y fue allí dónde empezaron las cortadas. “Sofía, que bonitas pulseras”. Y un sentimiento nuevo aparecía. “Te odio Sebastián, gracias por dejarme, ¡te odio!” Y quería que el sufriera, que le doliera tanto como a él y a la vez no quería hacerle daño, en el fondo lo quería tanto como al principio. “Escúchame bien porque esta vez será una de las últimas veces que me escuches decirtelo: Te quiero, siempre lo haré”. Recuerdos y más recuerdos. Y él volvió reapareciendo en su vida. “Perdóname, ¿sí? Me cambié de casa y he estado en exámenes, me robaron el celular… pero hasta hace poco recuperé el número y leí los mensajes; Sofía… Lo siento.” Su voz, la melodía, sus palabras, todo era demasiado para ella. Nunca aprendió a hablar por teléfono con él, sentía que se desmayaba, que se perdía en sus palabras, que regresaba en el tiempo. No le podía decir que no, pero en el fondo de su alma escondía un secreto.
Sofía siempre había sido vengativa. “-Las personas me hicieron así y tú mas que nadie lo sabe. -Sofía, tienes que aprender a perdonar. -¿Te parece justo que perdone todo lo que me hicieron?, debería morirme, estar muerta… y sabes que no lo hago por ti. -Sofía eso no es justicia, es venganza. -Ya te lo dije, las personas me hicieron así y no puedo hacer algo al respecto.” Pero sería capaz de hacerle daño a la persona que más quiere...Tan sólo imagínense…
Tenía una rápida cicatrización, eso siempre le había sorprendido, y pues ni los últimos, ni los primeros habían sido cortes muy profundos, aunque odiaba las cicatrices. Ahora estaba “normal” o algo así; ya no tenía más lágrimas por el momento; estaba olvidando todo. Esta era su forma de perderse, de estar normal y la había aprendido del maestro, de la persona que siempre había estado con ella: Sebastián. Sofía decidió salir de su habitación dirigiéndose a su sala. Se sentó en uno de los sofás, encendió el televisor, cambiaba y cambiaba los canales, hasta que se decidió por uno. Veía o trataba de ver, de concentrarse en la serie; pero su mente regresaba a los recuerdos de hace meses, de todo lo anterior… “¿Por qué estoy viva?...no, debo olvidar…”
Concentración, era algo difícil de obtener y más cuando sientes que tus muñecas arden, pero quizá, terminó por entender lo que sucedía en la serie…. La niña de la serie lloraba y lloraba y le gritaba a otra: “No, mis padres no están divorciados, están en medio. En medio de qué- preguntaba la otra. En medio del proceso. -Explícate. -En el proceso de divorcio, de separación.
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