lunes, 1 de septiembre de 2008

Sofía se escribe con S XI

Siempre.
Siempre es siempre, o eso dicen todos. Para la mayoría siempre es hasta la muerte..."Hasta que la muerte los separe…". Pero para otros... "Siempre"...va mas allá de todo.
Sofía se quedó paralizada. Pensaba. Había algo que estaba mal, lo dudó. "¿Qué hice?"...Sofía recogió el teléfono y lo puso en su lugar sonriendo. "Listo. Me va a llamar y me va a decir que me quiere, él no desea que me muera. Y luego vendrá por mi y todo estará bien.” Lágrimas otra vez, tenía la sensación de que algo iba a pasar; “Tal vez si…” Lo meditaba, en otras ocasiones había sido así, pero siempre ella había sido directa. La verdad odiaba ser así, pero él era muy despistado. Quizá Sofía siempre quiso que la salvaran. No lo sé, me gustaría saberlo.
¿Cuánto tiempo tendría que esperar, que esperarlo? “Volverás, ¿verdad?. Sí, Sofía. Y me llamarás o me escribirás seguido. Cuando pueda. Eso es lo que me preocupa. OK, si lo haré Sofía. No importa cuando tiempo pase, Sebas, yo te voy a esperar… Porque siempre estaremos juntos, ¿lo recuerdas?”. Era frustrante tener que recordarle a la persona que mas quieres que no se olvide de ti, que existes; algo de lo que realmente tú dudabas…
No, no lo va a hacer. Soy una idiota… tan tonta como siempre. ¿Cómo pude pensar en algo así?” Reía con dolor, frustración, mareos; todo le daba vueltas. En cualquier caso tenía el mismo plan de salida. No importa, no la iba a llamar… ¿Por qué lo haría? Estaba a punto de desconectar el teléfono, cuando este sonó. Sofía casi cae al suelo, del susto. Contestó.
Sofía adivina quien está aquí…Hola Selene, quién? (y a mi que me importaaa!?). Que raro que no lo supieras: ¡¡Sebastián!!”. Sofía colgó el teléfono, lo desconectó y lo lanzó lejos de su habitación.
Pero ahora sonó su móvil, Simón. “-¿Sofía estas bien? -Sí, por supuesto, ¿qué quieres? -¿Segura? -Sí. Entonces, por qué le dijiste a Sebastián que íbamos a ir al cine. -Pues…porque… Le tuve que mentir y decirle que sí, que para tu casa voy, ¿quieres que vaya? -No. -¿Me explicarás? -Si me dejaras… -OK, dale.
Sofía odiaba las clases de literatura, de lengua y de todo lo que tenga que ver con letras, pero siempre fue la primera en todo. Odiaba tener que redactar, simplemente le aburría pensar y buscaba la manera de hacer todo fácilmente, es irónico: Odiaba la rutina, pero su vida era una. En las exposiciones, hacia lo mismo una y otra vez, se sorprendía de que nadie se diera cuenta de aquello, bueno, se sorprendía de todos menos de Sebas; él siempre supo todo de ella. De tanto hacerlo, Sofía había aprendido fácilmente la habilidad de hablar bien y argumentar cuando era necesario. Podía mentir fácilmente si se lo proponía.
(…) -Así que lo siento. -No lo sientas Sofía, sólo no lo vuelvas a hacer, estoy cansado de ser tu juguete. -Tú no eres mi juguete Simón y siento si te pareció eso, tengo que colgar, adiós”.
No quería hablar, solo quería estar sola y pensar. Tampoco podía ahora hablar, no lo haría bien, se olvidaría de varias cosas, de palabras… Sofía estaba preocupada, solo había algo que rondaba su mente. “Sí Sofía, lo recuerdo… Juntos por siempre”.

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