A una semana del fallecimiento del Padre Hubert Lanssiers, me permito recordalo en su aspecto docente, como profesor de filosofía en las aulas del quinto año de secundaria del colegio de los Sagrados Corazones Recoleta. El momento de la verdad se definía durante los exámenes. Rescato el manual de instrucciones que el padre nos colocaba como preludio al temible cuestionario del cual no podiamos escapar.
"1. La letra es un medio de comunicación; por lo tanto tengan la bondad de escribir legiblemente. No me obliguen a solicitar la ayuda de los servicios criptológicos de FBI.
2. No basta que su letra sea legible. Es preciso que las oraciones tengan sentido. Atrevánse a utilizar, de vez en cuando, un sujeto, un verbo y hasta un tímido complemento. Eviten las frases kilómétricas y viscosas que se estiran como un chicle cien veces masticado.
3. El estilo escrito no se puede asimilar a una coversación deshilachada entre amigables borrachos en una chingana; exige rigor, coherencia, claridad y precisión en los términos.
4. Trace una doble raya para separar una respuesta de otra y den sus respuestas en orden.
5. Si no saben, no saben. No traten de aderezar su ignorancia con la mayonesa de un palabreo esóterico.
6. El uso del borrador es obligatorio. El borrador sirve para averigua si lo que acaban de escribir está claramente expresado, si existe coherencia en el párrafo, les permite borrar, corregir, ajusta y pulir hasta que el producto de su genio resplandezca como el Nuevo Sol al salir de la casa de la moneda.
7. ¡ÁNIMO!... (esta palabra de aliento va dirigida a mi)"
Este era, en resumidas cuentas, Hubert Lanssiers en su esencia, con el humor corrosivo con el que siempre lo recordaremos.
Fernando Cortés Quiroz
(SS. CC. Recoleta Prom. 89)
Carta enviada a la redacción del diario Expreso con motivo del fallecimiento del Padre Hubert Lanssiers ocurrido el 23 de marzo del 2006.
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